viernes, 13 de septiembre de 2013

Gloria

Está ahí. Lo sé, lo huelo, lo siento, lo noto...

Es casi palpable. Puedo sentir el regusto en mi boca. Aparte de la sangre que gotea por mi barbilla, puedo saborear el éxito, mi victoria y por encima de todo, mi destino.

Si vuelvo la vista atrás veré un enorme camino. Tantos recuerdos, tantos problemas, tantos sacrificios... todo y exclusivamente para llegar aquí, frente a frente. ¿Cuanto tiempo habrá transcurrido? Más del que estoy dispuesto asumir. Demasiado tiempo lejos de mi hogar, de mi vida anterior... pero que gusto da saber que aquello por lo que he luchado, esta aquí, a dos pasos más de mi.

Recuerdo un arduo entrenamiento. Palos y más palos. Derrota, tras derrota. Me sulfuraba, pataleaba el suelo como un niño tonto que no alcanza sus metas. La vida fue mejor que mi mentor, me dio los golpes que necesitaba para enderezarme. ¿Cuantas veces me dolieron los dedos por coger esa estúpida espada de madera? ¿Y la jodida mierda que tragaba cada vez que hacia algo mal? Pero aguanté... o sí... resistí...

Aún me llega tu perfume. Tú memoria es lo que me hace más fuerte. Sobretodo las veces que te he amado, y te he embestido en tus caderas otorgando un placer mutuo. Me dabas fuerzas mientras mi espalda quedaba desprevenida de su piel y tus gemidos eran tan altos que me daban el éxtasis mayor que cualquier otra forma de placer. Sí, tu pasión y tu cariño, tus salvajes ofrendas y tus incontables reprimendas. Añade otras tantas de picardía y la misericordia justa de un amor infinito. Por tu nombre he sangrado, luchado, matado y sacrificado. Y no hay mayor gracias que a ti.

He dejado mucha gente atrás. Otros me han seguido hasta aquí. Algunos comparten mi alegría mientras que a otros se los puede llevar el mismo demonio. Risa me dan aquellos que en su mirada solo percibo rencor y desprecio. Les escupo en su cara si creen que con ello me intimidaran o podrán conmigo. Valgo mucho más que un simple vistazo y pronto lo averiguaran. Pero mi gente, los de verdad, siguen aquí. En ellos me he respaldado cuando he perdido fuerzas y varios lucharon en mi nombre. ¿Quién tiene los cojones de decir lo mismo que yo?

Pero nada importa ya. Todo este camino de dolor, sudor, sangre y lágrimas han sido predestinados. Nadie más que yo ha pintado este cuadro con su emblemático mensaje. Nadie.

Yo y mi vida me pertenecen y por ello, he llegado hasta aquí. Y lo voy a lograr. Soy un guerrero, en alma y corazón. Fiero en la lucha, orgulloso de por sí, amante de la muerte... voy a triunfar, quieras o no quieras.

Porque yo, soy yo. Y punto.




No hay comentarios:

Publicar un comentario